La actual normativa vigente obliga a que todas las aguas residuales que vayan a ser vertidas a la red tengan un pH controlado y se mantenga dentro de unos niveles tolerables, típicamente entre pH6 y pH8. Esto se consigue a través de sistemas de dosificación, sistemas de neutralización ó sistemas de regulación de pH que trabajan con diferentes tecnologías:
- Dosificación de ácido clorhídrico HCl
- Dosificación de ácido sulfúrico H2SO4
- Dosificación de sosa NaOH
- Dosificación de CO2 (gas)
Si el agua a tratar tiene pH alto y queremos disminuir el pH, dosificamos ácido clorhídrico HCl o ácido sulfúrico H2SO4.
Si por contra el agua a tratar tiene pH bajo y queremos aumentar el pH, dosificamos sosa NaOH.
Un sistema de neutralización dispone un pHmetro para medir este valor en el agua a tratar, y en función del su valor dosificar ácido o sosa. Cuando el pH está dentro de los valores correctos se puede proceder a la descarga. El caudal de ácido o sosa a inyectar depende del caudal de agua a tratar y del valor del pH inicial.
La dosificación de CO2 gas es un método alternativo muy válido para tratar aguas alcalinas en lugar de la dosificación de ácidos inorgánicos (ácido sulfúrico y clorhídrico).
El CO2 es un gas inerte, incoloro y no tóxico, que en presencia de agua forma ácido carbónico permitiendo la neutralización de aguas alcalinas y que aporta innumerables ventajas:
1) Al ser menos peligroso y agresivo que los ácidos minerales, resulta más seguro a la hora de su manipulación. Este gas no genera vapores tóxicos ni quemaduras y elimina la posibilidad de sufrir las lesiones que se generan en las operaciones tradicionales con ácidos.
2) Al ser un proceso automatizado que permite un funcionamiento continuo, elimina todos los problemas de dosificación excesiva. Y, por lo tanto, mejora todavía más las condiciones de seguridad operacional.
3) Mantiene los límites de neutralización por encima de un pH de 5 al no existir la posibilidad de sobre acidificación, por lo que se elimina el riesgo de una caída brusca del pH. Esto supone una reducción en los costes relacionados con la corrección de pH, que por el contrario existen en los sistemas tradicionales.
Cabe destacar que, la utilización de CO2 en la neutralización de aguas residuales alcalinas permite el uso de sistemas de dosificación con una tecnología más sencilla, segura y respetuosa con el medio ambiente.