El cambio climático es una evidencia y nos afecta a todos por igual. Algunos sectores ya están poniendo su granito de arena para combatirlo e intentar retrasar y minimizar sus consecuencias lo máximo posible. Lo vemos por ejemplo en el sector de la agricultura, desde dónde se está apostando por un modelo mucho más sostenible con el uso de nuevas técnicas, nuevas rutinas y nuevos productos, como las semillas estimulantes, para cuidar los suelos deteriorados y cuidar del medioambiente. 

Qué es la agricultura sostenible 

Cuando hablamos de agricultura sostenible nos referimos básicamente a cuidar los recursos de los que disponemos actualmente para cubrir las necesidades del hoy, pero con la vista puesta en el mañana. Esta agricultura deberá ser respetuosa con el medioambiente pero también con los agricultores. Además, la agricultura sostenible procura preservar las reservas naturales y lucha contra el cambio climático.
Los métodos de cultivo convencionales de las grandes industrias sobreexplotan la tierra para un mayor rendimiento y productividad, debido a la gran oferta y demanda del mercado. Lo vemos especialmente en los cultivos de la soja o el tan famoso aceite de palma, causante de la deforestación de grandes superficies boscosas.
En cambio, los pequeños agricultores, incapaces de competir con semejantes gigantes, han optado por adoptar otros formatos de agricultura más sostenibles que les permitan tener un trabajo digno y preservar la tierra que tanto conocen y aman.
Y es que la agricultura sostenible no sólo pasa por preservar al máximo la salud del suelo, también por cuidar a los agricultores, sus condiciones de trabajo y sus salarios, para que sigan haciendo una labor tan importante y sean recompensados por ello debidamente. 

Agricultura sostenible

El uso de productos bioestimulantes en la agricultura sostenible

Con el fin de colaborar con la agricultura sostenible, se han desarrollado productos bioestimulantes para favorecer el crecimiento y la productividad de las cosechas. Este tipo de productos puede influir incluso en la calidad de las mismas. Además, son productos que se pueden utilizar independientemente del uso de fertilizantes para la tierra, ya que son completamente compatibles, no afectan al desarrollo de la cosecha y son mucho más recomendables que cualquier producto químico que pueda dañar la tierra o el agua.
Los consideramos sostenibles porque cuidan del suelo y ayudan a preservarlo mucho más tiempo. Un suelo que está sano consigue retener mejor la humedad, lo que indica que podrá tolerar mejor las épocas de sequía. Además, favorecerá el crecimiento de las plantas y optimizará el aporte de nutrientes y agua que les proporciona el propio suelo.
Entre sus beneficios principales, destacamos también su característica ecológica, y es que al tratarse de productos biológicos, no producen residuos que puedan ser nocivos para las plantas ni para la cosecha en general, además de estabilizar el ecosistema y ralentizar el cambio climático.
Otro de los factores que debemos tener en cuenta cuando hablamos de agricultura sostenible y productos bioestimulantes es la presencia de carbono en el suelo, ya que éstos consiguen retenerlo. Un suelo que consiga almacenar el CO2 hará posible la rotación de cultivos, una de las grandes medidas que propone el modelo sostenible. 

Si quieres aportar tu granito de arena y convertir tu vida en una mucho más sostenible, no dejes de seguir nuestros consejos sobre sostenibilidad. ¡Hagamos un mundo mejor para todos y todas!